
Habíamos pasado muchas veces por delante pero nunca nos habíamos fijado en lo que era, y anoche lo descubrimos.
Se trata de un concepto muy parecido al Mercado de San Miguel pero más amplio y moderno. En el primer piso, a pie de calle, hay una terraza en la que se está muy bien porque es cubierta y no hace frío. Lo recomendable es coger una mesa ahí y subir por turnos a buscar la comida. En el segundo piso, al que se puede subir bien por ascensor o bien andando, hay muchos mostradores y muy variados. Puedes encontrar desde comida mediterránea y sushi hasta cócteles y postres para todos los gustos. Dependiendo de dónde pidas, lo bajas tú o te lo bajan a la mesa.
Cuando llegamos, nuestros amigos empezaban una tabla de quesos y estaban todos buenísimos. Nosotros pedimos sushi (según se sube por las escaleras, al fondo del pasillo que nace a mano derecha), una tapa de verduras a la plancha, una tosta con aceite, solomillo a la plancha, cebolla y queso Brie y otra tosta con lechuga, pollo empanado y salsa de trufa. Todo lo último lo encontramos en un menú del puesto frente a las escaleras, en el que por 18,50€ incluían además dos copas de vino a elegir. Por supuesto, no faltó el postre. Cuando pensábamos que ya no íbamos a cenar nada más, encontramos un puesto de crêpes al que no nos pudimos resistir. Para completarlo, lo acompañamos con mojitos, uno de melón y otro tradicional. Todo espectacular.
¿Lo mejor? El concepto de restaurante y toda la variedad de comida.
¿Lo peor? Las escaleras, por ponerle alguna pega.
¿Volveremos? ¡Seguro!
Además, después de cenar, os podéis pasar por Copas Rotas, en Paseo de la Habana, 13. Se puede ir andando y merece la pena.