Ha sido una de las sorpresas del año. Llevo teniéndolo pendiente prácticamente desde que los hermanos Sergio y Roberto Hernández decidieran fusionar Perú con Singapur en su casa de comidas, y no lo había conseguido hasta hace un par de semanas. Yo lo llamo procrastinación gastronómica.
De decoración sencilla y acogedora, lo que me cautivó fueron las butacas color mostaza y el suelo. La carta va cambiando, porque yo llevaba un par de cosas pensadas que había visto en otros blogs y cuando me dispuse a elegir la cena, nada de lo que quería estaba escrito. Las opciones son sencillas, todas suenan bien, apetecibles y es dificilísimo elegir. Yo siempre trato de elegir un plato de verdura, uno de pescado y otro de carne, así puedo hacerme una idea bastante amplia de lo que tienen entre manos. En este caso elegimos un plato de Sudamérica, un plato de Asia y otros dos más fusión españoles.
Al lío, te cuento lo que pedimos. Ten en cuenta que fuimos dos de buen comer. Ah por cierto, fue otra perfecta primera cita, así que si estás sin ideas para tu próximo encuentro, apunta Latasia ya.
Primero nos trajeron un hot dog hindú de cordero. No es lo más apto para compartir, pero teníamos ganas de probarlo. Estuvimos decidiendo entre el hot dog o el bao de costilla laqueada, pero el bao sí que era complicado de partir en dos. Me encantó, y eso que no soy nada amante del cordero. El pan es pan pan, no el mollete de perrito caliente, el cordero es mechado con una salsa que chorrea y en lo alto lleva crema de aguacate y cebolla roja. Está muy bueno.
Después, causa limeña con tartar de atún rojo. La causa limeña es un entrante típico y muy extendido de la gastronomía del Perú. Tradicionalmente se elabora sobre la base de papa amarilla, limón, ají amarillo, huevo cocido y aceitunas negras. La de Latasia, además, lleva tartar de atún rojo. Fue mi plato favorito con mucha diferencia. Los puntitos verdes que veis en la foto es crema de aguacate.
A continuación, arroz chaufa de mariscos con chicharrón de chancho. El plato no viene presentado como en la foto, pero es que literal que la camarera casi que ni esperó a ponerlo encima de la mesa para revolverlo todo. Total para nada, porque sólo me destrozó la foto. No era necesario mezclarlo todo. No había nada mezclable. Seguro que en la cocina le dijeron “esa tía está haciendo fotos de todo, no hay valor de removerle todo el arroz”, y ella dijo “¿que no hay qué? Mira como lo hago”. Y lo hizo. Y se me quedó cara de aceituna. Pero estaba muy bueno. Durito. Y la ración, enorme.
Y de segundo, siu mai de rabo de toro y mole poblano. Es un plato cantonés que también se conoce como “dumpling” de lo que quieras meterle dentro. En este caso, la fusión del relleno era de rabo de toro y el mole era perfecta. El mole es una salsa de muchos ingredientes (chile, cacao, almendras, entre otros) vertida originalmente sobre piezas de guajolote, es decir, pavo, pero en este caso, era de rabo de toro. Un plato muy original y sin duda el más ligero de todo lo que pedimos.
De postre, pie de limón y mango. No era para nada lo que me esperaba. Ya sabéis que la tarta de limón es mi perdición. Esto no es una tarta de limón en absoluto, pero fue sin duda el postre digestivo perfecto para bajar toda la comida. La combinación entre el dulce del mango y la acidez del limón junto con el contraste entre helados y bizcochos es muy sorprendente.
El servicio no es la alegría de la huerta, pero es muy profesional y no falla. Tienen las mesas perfectamente repartidas y siempre hay algún camarero al que recurrir.
Nosotros acompañamos la cena de un vino blanco, que nos encareció el ticket, pero realmente, por 30-40€ tienes una comida de escándalo en Latasia. Al final pagamos 100€ entre los dos.
Latasia Casa de Comidas
Paseo de la Castellana, 115
Telf.: 915 55 93 33