Aprovechando que he ido a conocer la nueva carta de Nakama, retomo el post que escribí cuando estuve a finales de 2019 y ya me había encantado. Nakama tiene de especial que fusiona a la perfección la cocina asiática con ingredientes mediterráneos y una estética que transporta al Caribe. Es el segundo local del grupo, el primero está en Las Rozas.
Esta vez probamos cosas diferentes a las de la primera visita, aunque también repetimos algunos de ellos (y qué bien porque a mí me habían robado el corazón).
Empezamos con atún en tempura en hoja de sisho y tempura de langostino tigre. Ambos buenísimos. El primero muy freso, el segundo muy adictivo por la salsa que baña el plato.
Uno de los platos que repetí fueron los nigiris de salmón braseados con lima, que volvió a ser de mis favoritos.
A continuación, vieira con mayonesa japonesa y katsuobushi. Para los que no lo conozcáis, el katsuobushi es viruta de atún seca y ahumada, tan finita, que se mueve al ritmo del calor que desprenda lo que hay debajo. La mezcla es explosiva. Sin duda, uno de los platos que tenéis que pedir.
Para seguir, nigiris de wagyu y mostaza. Cada vez se van más tipos de nigiri que recurren a carnes o foies buscando la originalidad, y si eres de esos a los que les gusta inventar, tienes que probar este. Sí, no te preocupes, que es caliente, no es un nigiri al uso.
En cuanto a los makis, que es para mí lo más complicado porque lo que no me gusta del sushi es el alga, reconozco que me gustaron todos mucho. Probamos el uramaki spicy tuna, que realmente no es tan spicy, y el Caribe roll, con topping de plátano frito y queso de piña. Confía en mí, lo vas a amar.
Por último, y por estos detalles te digo que Nakama Sagasta es un restaurante para todo el mundo donde la carta es una locura de fusión, entrecot gallego, eso sí: servido con yuca frita y mayonesa de wasabi. Diferente pero muy interesante.
A partir de aquí tenéis la reseña de mi primera visita
Los que me conocéis sabéis que el sushi no es ninguna pasión para mí. Sí. Lo sé. Qué decepción. Yo no me pego atracones de sushi los domingos delante de una comedia romántica, ni hago planes glamourosos con mis amigas posando en las fotos con rolls y palillos. Pero me propusieron ir a Nakama y acepté porque me gusta probarlo todo y había oído maravillas.
Lo primero que me encantó fue la decoración del local. Predomina el color azul pero luego tiene destellos de ocres y rojos. Es un local alegre, que antiguamente fue una sucursal bancaria (y se nota y es muy original) con mesas altas en la zona de la entrada (donde estaría el cajero) y mesas bajas en la zona de la oficina. Lo segundo que me enamoró fue el servicio. Formal y formado, como pocas veces se encuentra. No miré casi la carta (sí para hacerle fotos y poder ver precios), nos dejamos aconsejar y todo lo que comimos fue un absoluto acierto, al final cenamos el menú degustación.
No voy a haceros una descripción plato a plato porque realmente estaba todo buenísimo. La calidad del pescado muy buena y las mezclas de sabores explosivas. Luego os cuento qué plato fue mi favorito.
Antes de empezar, decidimos probar las gyozas de pollo y vegetales y usuzukuri de hamachi.
El menú degustación consiste en tartar de atún blue fin, trío de sashimi, niguiris de atún toro, niguiris de viera a la plancha, niguiris de huevo de codorniz (el más fotogénico) y nigiris de salmón braseado con lima (este fue mi favorito sin duda), costillas de cerdo con chips de patata morada, maki de langostinos tigre en tempura y hojas de shizo y taquitos de salmón teriyaki.
Además, el menú incluye café y postres, que en nuestro caso fueron surtido de helados, mochis y crêpe de nutella, que yo necesitaba salirme un poco de lo asiático.
Precio del menú degustación: 40€
Precio medio: 40-50€/pp.
Nakama Sushi Bar
C/Sagasta, 23
Telf.: 916 05 92 68