Era un típico día de estos que hace ahora de solazo y veinticinco grados en el mes de abril, último día antes de vacaciones de Semana Santa y hacía mucho que no íbamos a comer todas juntas. Así que investigamos un poco y lo encontramos. Un CUQUISITIO.
Una casita de muñecas en la esquina de Alberto Alcocer con Paseo de la Habana. Un sitio perfecto para desayunar, comer o merendar con amigos, en familia, con compañeros de trabajo o para cenar en pareja. La decoración es perfecta y su terraza nos enamoró a todas.
Pedimos cinco platos, todos para compartir y luego cuatro postres. Los seleccionados fueron: spring roll de queso brie y flores de calabaza, pizza de tomates secos, queso de cabra y cebolla caramelizada, gnocchis de patata en salsa gorgonzola, steak tartar y chicken roll relleno de jamón, queso edam, rúcula y salsa de champiñones. De los postres os hablaré luego…
Lo primero que nos trajeron fue la pizza de tomates secos, queso de cabra y cebolla caramelizada. La masa era muy finita y el sabor muy intenso. Para mí, lo mejor de la comida. Es una pena que sea tan ligera porque te deja con ganas de más, sin duda. Pero si miramos el lado positivo… ¡es una pizza que llena poco!
A continuación, le llegó el turno al spring roll de queso brie y flores de calabaza. Estaba muy bueno también. El queso muy cremoso y las flores de calabaza imperceptibles en textura, aunque sí en sabor. Un entrante destacable que no pasa desapercibido.
Después del spring roll llegó lo que casi todas creíamos que iba a ser la estrella: el steak tartar. Lo pedimos suave, sin picante, que es como nos encanta, y no nos defraudó. Muy denso pero tierno y jugoso. Todo un placer para el paladar. Las tostadas que lo acompañaban eran tan ligeras, frágiles y con un sabor tan discreto que no quitaban protagonismo a la carne. Muy acertadas.
Después vinieron los gnocchis. Me parecía algo arriesgado pedir este tipo de plato en un sitio que no estaba especializado en ello, pero salió a votación popular y ¡menos mal! Fueron un éxito. Tenían el tamaño perfecto para comérselos de uno en uno y poder disfrutarlos. Eran blanditos, más de lo habitual para unos gnocchis, pero si hubieran sido más duros, con la salsa de gorgonzola habrían sido duros de digerir. Para mí eran perfectos. A pesar de todo lo que llenaban, yo me comía uno y no podía parar, tenía que comerme otro… Y se acabaron en un plis. Sobresaliente.
Os voy a hacer un inciso de cuando fui al baño, exactamente entre los gnocchis y el chicken roll. Os preguntaréis que a qué viene esto. Yo me enamoré. Y otra vez os preguntaréis que cómo puede uno enamorarse de un baño, y sobre todo si es compartido entre hombres y mujeres. A los que os gusta la decoración os va a encantar. Cuidado hasta el mínimo detalle. Aquí va:
Bueno, total, que volví a la mesa y me encontré con el chicken roll relleno de jamón, queso edam, rúcula y salsa de champiñones. Debo admitir que no me apetecía nada cuando lo pedimos, que en realidad lo pedimos porque no nos decidíamos entre tanta variedad de la carta. Este sí que es un plato contundente si no se va a compartir. Y está bueno, para variar. La combinación es perfecta porque me dio la sensación de que la salsa estaba más caliente que la carne y la mezcla de sabores del relleno era muy homogénea.
Para qué os voy a mentir, estaba todo muy bueno, pero tardaron muchísimo en atendernos y queríamos levantarnos ya porque empezaba a hacer un poco de calor. El problema fue que habíamos leído la carta de postres y no podíamos irnos de allí sin probarlos, así que nos pusimos más o menos de acuerdo y pedimos tarta de galletas María con chocolate y Lacasitos, crêpes de Nutella, tarta de queso y crema de limón con frutos rojos.
La tarta de galletas María estaba muy buena, aunque también es cierto que es muy complicado que esta tarta salga mal, nosotros la hacemos en casa desde hace años y siempre sale muy buena, siempre es un acierto.
La tarta de queso no nos gustó mucho, sabía mucho a químico y el sirope no estaba nada bueno, habría quedado mucho mejor con una mermelada de grosella en lugar de sirope de fresa. En conjunto el sabor era extraño.
Las crêpes de Nutella estaban buenas, aunque a mi gusto, demasiado templadas. Calientes y contrastando con una bola de helado habrían sido un puntazo.
Por último, la crema de limón con frutos rojos estaba buena también, pero la crítica general fue que parecía yogur de limón batido. Más que cremoso era espumoso y bajo mi punto de vista los frutos rojos no pegan nada con el limón, no es la primera vez que veo esa combinación y no logro entenderla.
La crítica general es que el sitio es una monada y la comida está muy buena, aunque los postres dejan algo que desear, pero el servicio tiene un suspenso como una catedral de grande. Tardamos más de dos horas en comer y teniendo en cuenta que habíamos pedido el mismo número de platos que de personas había en la mesa, no entendimos por qué nos los trajeron espaciados en el tiempo, TAN ESPACIADOS EN EL TIEMPO. Nos daba tiempo a hacer la digestión entre plato y plato y cuando empezábamos con un plato nos daba la sensación de que no habíamos comido nada todavía. Me gustaría pensar que esto se debe a que el sitio estaba muy lleno y que no es habitual, porque sería una pena echar a perder un sitio así por la incompetencia del servicio (o de la cocina, que a lo mejor me estoy precipitando).
¿Lo mejor? El sitio en apariencia, sin duda.
¿Lo peor? El servicio.
¿Volveremos? Yo quisiera ir a cenar o a disfrutar de uno de sus brunch.
Precio: 15-20€/pp.
Paseo de la Habana, 105
Teléfono: (+34) 911 439 849
Móvil: (+34) 640 355 647
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Email: info@pipaandco.es