Hoy, después de mucho tiempo, os traigo un restaurante de París, donde hemos pasado unos días a principios de mes. Hay tres restaurantes Schwartz’s en París, y nosotros elegimos el de la Place du Trocadéro, que para los que no conozcáis la ciudad, es la plaza desde la que se ve la Tour Eiffel. Desde la puerta del restaurante se ve la torre. Schwartz’s siempre está abarrotado de gente. Cuando llegas tienes que apuntarte y esperar en la puerta como máximo quince minutos.
Nos chocó mucho el concepto de restaurante, aunque son así en toda Europa. Las mesas están muy pegadas unas a otras, es decir que casi cenas con los de la mesa de al lado. Nos encantó lo rápido que es el servicio: tardamos muy poco en cenar y los camareros son muy activos, ágiles y agradables.
Nos gustó tanto que volvimos una vez más. El primer día, cada uno pidió su hamburguesa y luego pedimos unos aros de cebolla para compartir y fue demasiada comida, así que el segundo día él pidió mi hamburguesa del día anterior y yo unos macarrones, porque ya tenía mono de pasta. El postre nos lo tomamos por la calle en un puesto de crêpes.
La hamburguesa Yankee Burger estaba muy buena. Lleva queso cheddar, bacon de pavo, champiñones y cebolla confitada. Como se le pueden añadir ingredientes al gusto, os aconsejamos que la pidáis con un huevo frito. Viene acompañada de muchísimas patatas fritas y en general, llena mucho y puede ser complicado terminársela.
La Avocado Burger está espectacular. A mí nunca jamás en la vida se me habría ocurrido ponerle aguacate a una hamburguesa, y por eso la pedí en cuanto la vi en la carta. Le añadí cebolla confitada, y le quedaba de muerte. Les aconsejé que la pusieran siempre en esa hamburguesa porque de verdad que no habría sido lo mismo sin cebolla.
Los aros de cebolla sin embargo nos decepcionaron mucho. Eran congelados y el rebozado muy fritanga. Con salsa barbacoa se comían muy bien, pero de todas formas, nos sobraron porque la hamburguesa llenaba una barbaridad.
Pedí también los macarrones con salsa de queso. Espectaculares. Espectaculares. Llenan muchísimo, pero despacito y con buena letra se comen bien y a gusto.
Creo que es un sitio al que hay que ir varias veces porque toda la carta merece la pena. Os aconsejo que pidáis también la Burger Forestier y que la pidáis también con cebolla. No sabéis qué cosas tan buenas. Me han dicho también que de postre hay que pedir los milkshakes y un frozen para beber. Por otra parte, las fotos de los postres no han salido, pero pedimos, a lo largo de los dos días, cheesecake, pecan pie y lemon pie. Los tres buenísimos. La tarta de limón es sensacional.
El servicio es un encanto. Todos llevan una sonrisa de oreja a oreja y están siempre muy pendientes. Las bebidas son en lata. El agua es del grifo. Se cena rápido, mucho y bien. Después podéis ir a tomar crêpes y gofres de camino a la Torre Eiffel. La decoración es muy divertida. Mucho buen rollo.
¿Volveremos? Casi seguro. Cuando volvamos a París.
¿Lo mejor? Las raciones y las calidades.
¿Lo peor? Nada, pero no pidáis los aros de cebolla.
Precio: 25-30€/pp.
7 avenue d’Eylau 75016 Paris
Telf.: 01 47 04 73 61