¡Holaaaaaaaaaaaaa! Me parto de risa sólo con pensar en este post. Fue como la enésima vez que me había prometido que no iba a ningún restaurante más que me recomendara mi hermana (culpable de mis pasos por La Croquetta y alguno más, aunque pobre, ella también me recomendó Schwartz Déli París (qué ganas de volver) o el gran 80 Grados), pero esta experiencia fue muy graciosa y mereció la pena. Y pobre sister, este post solo es mi opinión, como todo el blog, ella va mucho a Frushi Samba, le encanta, pero como ehto eh míoh poh ehcribo lo que quiero.
Frushi Samba solo de día…
No sé en qué momento yo me senté a la mesa de ese lugar oscuro, lóbrego, cerrado, tenebroso, con pinta de rancio y lleno de gente y se me ocurrió pedir una copa de vino blanco, que soy #súperfan, pero eso es otra historia (no pidáis vino blanco, te pega El Pelotazo sólo con olerlo). Por cierto, las fotos del sitio son de Internet, y OS JURO que en el sitio tenía que alumbrar a Diego con el móvil para verle la cara.
El caso es que éramos dos tontos, como casi siempre, ilusionados con la idea de cenar en un sitio tan tropical en pleno invierno en Madrid. Frushi Samba tiene un nombre de lo más brasileño oriental, porque eso hacen: sushi falando Português. O como sea, eu não sou brasileiro. Que no soy brasileña, vaya.
La carta: Frushi, Sushi… o lo que fuese que pidiéramos
Al grano. Hay aproximadamente 48 platos diferentes: sushi, maki, roll, tartar, ensaladas, etc. Y TODOS SON IGUALES. Llega un punto en el que crees que te estás leyendo la lista de ensaladas y de repente resulta que son postres. Básicamente todos tienen atún o salmón, aguacate, crema de queso y teriyaki. El que es así un poco más original a lo mejor tiene huevas o pasas o mayonesa o cebolletas.
Me da mucha pena, porque no soy capaz de deciros cuáles son los que pedimos. Juraría que fueron Garota de Ipanema (tartar de atún) y Rio de Janeiro (roll de salmón), uno de cada pescado, por variar. Pero DABA IGUAL, porque SABÍAN IGUAL, y estaban IGUAL DE BUENOS y eran IGUAL DE REPETITIVOS.
A mí con mi pedo de #vinoblancodegarrafón me sabía todo riquísimo, pero cuando vinieron a preguntarnos si queríamos postre, recibí una patadita por debajo de la mesa que creo que quería decir que no, porque no los trajeron. ¡Ah bueno! Tienen cócteles también, aunque no, tampoco los probé.
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| La puerta del baño, qué monada |
¿Lo peor? Lo difícil que es aparcar y esperar mirándonos a la cara bebiendo vino a que venga la comida porque no tienen ni patatitas fritas.
¿Lo segundo peor? Un poco de variedad pleaseeeeeeee.
¿Volveremos? Creo que si quiero volver voy a tener que cambiar de acompañante, pero no, no creo.
Precio: 10-15€/pp.
C/Ferraz, 9
28008 Madrid
Telf.: 657331423