Me encanta, porque durante las noches de verano tiene música en directo, zona de chill out con césped, terraza o restaurante cerrado. Y además es una finca para bodas o eventos en general. Un lugar idílico con un caserío de estilo normando rodeado de naturaleza. Un puntazo a favor: tienen animadores para los niños los fines de semana.
La carta es muy variada, con platos como tempura de verduras y gambas con soja, alubias de Guernika, confit de pato o una selección de hamburguesas. Nuestra cena fue de grupo, así que tuvimos la oportunidad de probar muchos de los platos. Elegimos canutillos de brie con sobrasada, alcachofas en flor confitadas en aceite y sal, ancas de rana (es la segunda vez que las pruebo, me estrené en Raro Rare), hojaldre de salmón con foie y manzana caramelizada, entrecotte a la parrilla, steak tartar de solomillo y de postre todos coincidimos con las crêpes suzette.
La verdad es que todo está buenísimo. Los canutillos de brie con sobrasada me parecieron excepcionales, al igual que el tartar y el salmón, que me sorprendió mucho. El servicio es rápido, nos fueron serviendo los platos de dos en dos más o menos, cosa que me encanta (para mezclar sabores) y que muy pocos restaurantes hacen.
Me encanta que el tartar lo hagan en la mesa, que pruebes el punto de picante y que dejen la carne enfriando y macerando a la vista mientras cenas el resto de cosas. El postre se hace de la misma manera: un camarero hace malabares de fuego con azúcar y una sartén y te lo comes caliente.
El sitio es espectacular. No le falta detalle. Es un gusto que me pille tan cerca de casa, aunque para los que vivís en el centro, os aseguro que merece la pena la excursión.
¿Lo mejor? La cantidad de los platos.
¿Lo peor? Nada.
Precio: 35-40€/pp.
Precio: 35-40€/pp.
¿Volveremos? Of course.
Carretera de Madrid a Burgos, km. 36
28710 El Molar, Madrid
Telf.: 91 841 00 53