Un restaurante mediterráneo dentro de la M-30
Madrid no deja de sorprenderme. Da igual por dónde vayas de la ciudad, siempre vas a encontrar un bar que no habías visto nunca o un restaurante que no conocías. Y eso me pasó ayer con Ottica. Cuando llegué a la puerta del local situado en la esquina de Padre Claret 1 me quedé a cuadros. ¿Cómo es posible que habiendo pasado tantas veces por ahí nunca hubiese visto ese restaurante en dos alturas con terraza acristalada? Pero es que además, los colores que predominan dentro – tan tropicales y veraniegos – se ven perfectamente desde fuera incluso de noche. Es un sitio que para mí huele a vacaciones. Es un restaurante mediterráneo de manual.
Se llama Ottica porque uno de sus socios es italiano y tiene ópticas. Dentro de unos días, inaugurarán su segundo restaurante, también con un nombre italiano relacionado con el sector de la oftalmología. ¿Apuestas por el nombre?
Es un restaurante mediterráneo que fusiona la gastronomía de muchos de los países que baña nuestro mar con toques mexicanos y asiáticos. Encontramos desde recetas italianas como el risotto, pasta fresca o burrata hasta platos muy castizos de nuestro país como el chuletón de Ávila, croquetas o ensaladilla, pasando por quesadillas o gyozas. ¿Quién se resiste a una carta en la que sabes que vayas con quien vayas aciertas?
Al lío, que es lo importante
Nosotros elegimos todo para compartir, como siempre. De entrantes, la ensaladilla rosa Ottica (sí, sí, no me he equivocado, ensaladilla rosa, ¿adivinas cuál es su ingrediente secreto para tener ese color? No es kétchup. Te lo digo al final del post), las gyozas de pollo y verdura con mayonesa kimuchi, la tortilla de patata trufada con queso gorgonzola y espuma de cebolla caramelizada, el carpaccio de presa ibérica, shitake y aceite de pistacho. ¿Mi favorito? La tortilla. Es que soy muy de tortilla, y de queso, y sobre todo soy muy de cebolla (caramelizada).
De segundo, lasaña de rabo de toro con bechamel trufada, risotto de boletus y trufa y tataki de salmón marinado en salsa Ottica con dados de mango. De los segundos no tengo claro vencedor, porque estaban todos buenísimos. La lasaña es súper auténtica, con esa textura gelatinosa tan característica del rabo de toro. El salmón con el mango queda de vicio y se desprende sólo con acercarle el tenedor casi. Y el risotto es muy meloso, potente de sabor y la ración es muy correcta.
De postre tarta de Nutella y praliné de avellana crujiente. De fuera de la carta, así que seguramente no podáis pedirlas, crumble de manzana y tarta Guiness.
¿Lo mejor? Pues la verdad es que me pareció un sitiazo. Los camareros son encantadores, el restaurante es bonito y se está a gusto. Tiene ambientillo de copa de sobre mesa y la carta es súper variada, pero si tengo que elegir un solo motivo para ser “lo mejor”, es la relación calidad-precio.
Precio: 25-30€/pp.
Calle del Padre Claret, 1, 28002 Madrid
Telf.: 914 16 25 85