Según lo vi, reservé. Era uno de esos sitios que en fotos enamora y en persona impresiona. ¿Por qué? Porque parece un trocito de Sudamérica, parece que te van a bailar dos mulatos mientras cenas y que el ambiente va a oler a selva húmeda.
Al principio me sorprendió, porque no me esperaba algo con tanto aspecto de terraceo veraniego, pero hay que destacar que el sitio es precioso, muy exótico y que invita a pasar allí toda la noche. La climatización es muy buena, e incluso se pasa frío aun con 30 grados en la calle.
La carta está muy trabajada. Me gustó sobre todo porque es diferente. No faltan las gyozas o el steak tartar, pero la esencia es una oferta sencilla que fusiona la mejor cocina japonesa con unos exquisitos toques tropicales. Por ello, nos decantamos por ensalada tropical de zamburiña mango, fresas, nueces pecanas y vinagreta de miso dulce, huevos poché tempurizados con fritas de yuca y boniato y crema de cebolla asada, steak tartar daikon encurtido, kimchee y aceite de tomate y salmón a la brasa con guacamole y cebolla morada. Lo pedimos todo para compartir, y aunque es cierto que en un principio no habíamos pedido el huevo poché y el camarero nos dijo que nos habíamos quedado cortos, realmente creo que habría sido mejor pedir solamente tres platos para dos.
Me encantó la ensalada, porque el aliño con la fruta y las zamburiñas eran una combinación peculiar y explosiva, yo no podía dejar de comérmela.
Los huevos me sorprendieron bastante, porque el boniato y la crema de cebolla hacían un contraste dulce con los huevos. Fue un plato bastante contundente y adictivo.
El tartar nos encantó. Muy jugoso, picantón y una ración muy lograda en lo que a cantidad se refiere. Con el pan de yuca con el que acompañamos la comida quedaba perfecto.
El salmón me dejó del revés: se desprendía sólo con tocarlo con el tenedor, y aunque es cierto que el aguacate sobre el que reposaba le mataba un poco el sabor, me pareció que con la cantidad adecuada de guacamole y cebolla, la combinación era perfecta.
No pudimos con el postre, ya que la comida fue muy contundente.
El servicio nos pareció un encanto, muy pendientes y el encargado luego tuvo la amabilidad de enseñarnos todo el local.
¿Lo mejor? La variedad de la carta.
¿Lo peor? Le falta algo de luz a mi gusto.
¿Volveremos? Me encantaría.
Precio: 25-30€/pp.
C/ Velázquez, 102
28006 Madrid
91 410 94 09