julio 14, 2016

Para comerte Barcelona de un MORDISCO

Está muy de moda en el mundo blogger, es de los restaurantes más conocidos del Grupo Tragaluz, y da igual lo que te apetezca comer, porque el grupo tiene una expansión tal en la Ciudad Condal que cien por cien quedas satisfecho en alguno de sus restaurantes.

Mordisco está en un callejón de Barcelona, en frente de su hermano El Japonés, un asiático, como bien indica su nombre, al que no tuvimos ocasión de ir. Soplé la vela de mis veintidós primaveras en el comedor de Mordisco y no puedo estar más contenta y agradecida con mi elección lejos de casa.

Me gustaría darle otra oportunidad a Luzi Bombón para contar con otra perspectiva. Los gustos cambian con el paso de los años.

Como os iba diciendo, el comedor de la planta baja tiene aspecto de invernadero. Y es que resulta, que en la parte alta del edificio, hay todavía más mesas. No os dejéis engañar por su tamaño: estuvimos un domingo a la hora de comer y no cabía ni un dedal. Me encantó el jarrón que protagoniza la sala principal.

Elegimos buñuelos de queso y dumplings de cerdo ibérico, verduras,
cacahuete, hoisin y tamarindo para compartir, y después, cada uno lo suyo, unos espaguetis de quinoa con setas, verduras y huevo
poché y huevos de corral estrellados con jamón
ibérico y patatas. Me fallaron con la tarta, porque no quedaba de limón, que es obligatoria si se trata de mi cumpleaños, así que pedimos la de queso y no me quedó otra que buscarme otra tarta de limón en Barcelona unos días más tarde.

No exagero si digo que los espaguetis de quinoa fueron probablemente la cosa más rica que he comido en mi vida, y no tiene nada que ver con lo loca que me vuelve la pasta (como podéis ver aquí, aquí, aquí o aquí, entre mil otros).