ESTE RESTAURANTE HA CERRADO
Recuerdo cuando en mi círculo pasé una semana diciendo la semana que viene ceno en The Geographic Club y todo el mundo me contestaba ¿pero eso sigue abierto?
Pues claro que sigue abierto, ¡y de qué manera! Reconozco que no sabía de su existencia y que mi primera impresión fue un poco como pero qué clase de sitio es este. Una sala en dos alturas, zona de cañas y restaurante perfectamente diferenciados, amueblada y estructurada por madera en tonos oscuros, mil cuadros recuerdos de mil y un viajes colgando de las paredes, y si levantas la vista, descubres la gigantesca mitad de un globo terráqueo de colores que protagoniza el techo. En la parte de abajo, una sala para tomar copas y bailar hasta que el cuerpo aguante.
¿Por qué tenéis que ir? Porque no tiene nada que ver con lo que ya conocíais de The Geographic Club – era un sitio de comida tex mex, hamburguesas, nachos, etc. – , y porque si no lo conocíais, os va a sorprender la carta de corte mediterráneo tan amplia con la que trabajan. Ah y además es una de las primeras coctelerías que abrió en Madrid y sigue manteniendo la tradición.
Fuimos a cenar un grupo de cinco y nuestra selección (más que de sobra para alimentar a un poblado gitano) fue la siguiente: para empezar, tortitas de camarones con salsa romescu, rollitos vietnamitas con salsa agripicante, tortilla de merluza de pincho y puerros, timbal de boletus edulis y foie con huevos, aceite de trufa negra y sus bravas.
Todo espectacular, la verdad, pero hay que destacar el timbal de foie, que es una de las estrellas de la carta. Es empezar y no parar. Las tortitas de camarones estaban muy bien fritas, son muy crujientes y quedan de vicio con la salsa romescu. Los rollitos vietnamitas eran como comer pipas y de la tortilla sólo puedo decir que quise pedirla desde el momento en el que la vi en la carta porque me llamó muchísimo la atención, pero que su sabor es todavía mejor de lo que esperaba.
Timbal de foie |
Tortitas de camarones |
Rollitos vietnamitas |
La tortilla, y al fondo, el timbal destrozado, listo para servir |
Después, como principales, chipirones de anzuelo encebollados, lomo de merluza de pincho a la marinera con gambones y almejas, steak tartar con anchoas de Santoña y aceituna negra y por último, solomillo a la parrilla con salsa de whisky y sus papas arrugadas.
Los chipirones casi siempre son un acierto más que seguro. A mí me apasionan. La merluza se desmenuzaba con mirarla y estaba en su punto perfecto de cocción. Tenéis que pedirla. El steak tartar muy bueno, en combinación con las anchoas, sorprendente. Y por último, el solomillo al whiksy tenía que estar rico. ¿Cómo va a salir mal algo que lleve solomillo y whisky?
De postre brownie con helado de vainilla y tarta fina de manzana. Del brownie no tengo palabras. Eso sí, os tiene que requeteflipar el chocolate, porque tiene más chocolate que una tableta de chocolate puro. Y la tarta fina de manzana fue el culmen perfecto para la cena. También hay que pedirla. No es negociable.
Acompañamos toda la cena con vinos. Unos blanco y otros tinto. Además de que lo pasamos fenomenal, nos trataron de maravilla, explicándonos cada uno de los platos al detalle y dándole ese toque extra de glamour que aporta servir a cada uno de los comensales.
¿Lo mejor? La variedad de la carta.
¿Lo peor? Tal vez le falte luz.
¿Volveremos? Casi seguro.
Precio: 30-35€/pp.
C/ Alcalá, 141
28009 Madrid
Telf.: 915780862